Testimonio bíblico de una mujer estéril





Esta es la historia de Ana, una mujer que tenia que soportar el dolor de ser estéril y como si fuera poco soportaba la humillación y la burla de peniná la mujer de Elcaná su marido, quienes si  tenian muchos hijos.
Elcaná amaba mucho a Ana pero esto no le bastaba, ella vivía sufriendo, llorando y no comía.

 9 En cierta ocasión, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. El sacerdote Elí estaba sentado en un sillón, cerca de la puerta de entrada del templo del Señor. 10 Y Ana, llorando y con el alma llena de amargura, se puso a orar al Señor 11 y le hizo esta promesa: "Señor todopoderoso: Si te dignas contemplar la aflicción de esta sierva tuya, y te acuerdas de mí y me concedes un hijo, yo lo dedicaré toda su vida a tu servicio, y en señal de esa dedicación no se le cortará el pelo."[b]
    12 Como Ana estuvo orando largo rato ante el Señor, Elí se fijó en su boca; 13 pero ella oraba mentalmente. No se escuchaba su voz; solo se movían sus labios. Elí creyó entonces que estaba borracha, 14 y le dijo:
    --¿Hasta cuándo vas a estar borracha? ¡Deja ya el vino!
    15 --No es eso, señor --contestó Ana--. No es que haya bebido vino ni ninguna bebida fuerte, sino que me siento angustiada y estoy desahogando mi pena delante del Señor. 16No piense usted que soy una mala mujer, sino que he estado orando todo este tiempo porque estoy preocupada y afligida.
    17 --Vete en paz --le contestó Elí--, y que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.
    18 --Muchísimas gracias --contestó ella.
    Luego Ana regresó por donde había venido, y fue a comer, y nunca más volvió a estar triste. 19 A la mañana siguiente madrugaron y, después de adorar al Señor, regresaron a su casa en Ramá. Después Elcaná se unió con su esposa Ana, y el Señor tuvo presente la petición que ella le había hecho. 20 Así Ana quedó embarazada, y cuando se cumplió el tiempo dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, porque se lo había pedido al Señor. 1 Samuel 1:9-20 version Dios habla hoy.
Que hermoso testimonio, las mujeres somos muy sensibles y eso nos hace sufrir mucho y llorar. Muchas veces la mujer sufre la humillación no solo del hombre, aquí se ve como el sacerdote la trato de borracha, sino de la mujer, ya que Peniná podría haber sido su amiga y compañera, pero no , fue su enemiga.
 Pero Ana corto con todo eso el día que se presento y oro largamente ante el Señor y se comprometió seriamente con El. Aquí dice que después de eso volvió a su casa, comió y nunca mas volvió a estar triste y era seguramente porque confiaba plenamente en Dios.
Dios no se olvido de su clamor y le concedió el deseo de su corazón. Tomemos el ejemplo de Ana!!!,  dejemos de sufrir y llorar y oremos, comprometamos nos con el Señor, confiemos que El hará y disfrutemos de su amor y bondad. 
Romina N. Aguilera




Comentarios

  1. Son 8 años que sufro como Ana, he confiado, he prometido pero nada. Ya el reloj biológico me pasa la factura, hasta cuando esperar?

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